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27 de junio de 2025 - 12:00 a. m.
Actualizado - 1 de agosto de 2025 - 11:07 p. m.

Radiografía de la frontera Colombia - Ecuador: Narcotráfico, disidencias y diplomacia frágil

La relación entre Ecuador y Colombia atraviesa una etapa de distanciamiento marcada por la violencia fronteriza y la descoordinación entre gobiernos
Fernando Mojica
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Imagen principal
Presidente de Ecuador, Daniel Noboa y de Colombia, Gustavo Petro - Crédito: FB Presidencia Ecuador

La frontera entre Ecuador y Colombia enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes, donde convergen el narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión, el tráfico de armas y otras economías ilícitas. A este escenario se suma una relación diplomática frágil entre los presidentes Daniel Noboa y Gustavo Petro, que puede dificultar la coordinación frente a amenazas comunes.

Según la doctora María Fernanda Noboa González, PhD en Estudios Internacionales, la región se ha convertido en una plataforma clave del narcotráfico que surte los mercados de Europa y Asia. “Los puertos de Ecuador, específicamente Guayaquil, Posorja y Manta, se consideran ya un hub comercial; la primera ruta de salida de la cocaína al Pacífico”, aseguró.

(Te invitamos a leer: Para el presidente Gustavo Petro los detenidos en cárceles no son delincuentes sino personas en rehabilitación)

Esta realidad, explica Noboa, no es un efecto directo del fracaso de los acuerdos de paz de 2016 con las FARC, sino una consecuencia de vacíos estructurales de larga data y cita la Operación Fénix de 2008, cuando Raúl Reyes fue asesinado en un bombardeo ocurrido en tierras ecuatorianas, cuando Álvaro Uribe era presidente de Colombia.

“Básicamente, no tomaría el acuerdo con las FARC como un punto de inflexión, sino el punto de inflexión previo, que fue la muerte de Reyes”, dijo aludiendo a la poca vigilancia colombiana de su propia frontera que permitió que un líder guerrillero de esa magnitud entrara al país vecino.

La transformación criminal de la frontera común

La doctora también cuestiona la inconsistencia de la política exterior colombiana, al considerar que ha habido una “penetración por invitación” de grupos armados, facilitada incluso por actores internacionales. “Antes de 2008 existía una coexistencia pacífica entre el ejército ecuatoriano y las FARC. Eso cambió radicalmente”, advierte.

Hoy, la frontera está marcada por lo que Noboa describe como una “compartición de violencia y negocios transfronterizos”, que incluyen narco minería, prostitución y tráfico de armas. Los Comandos de la Frontera —una disidencia aliada a la Segunda Marquetalia— han ampliado su radio de acción desde Putumayo hasta Nariño, articulando operaciones que van desde el tráfico de armas hasta la minería ilegal.

A este diagnóstico se suma una serie de atentados que evidencian la creciente articulación entre grupos criminales colombianos y ecuatorianos, como el asesinato, en mayo pasado, de 11 militares ecuatorianos a manos de guerrilleros colombianos en la provincia de Orellana.

Además de esto, resaltan las similitudes en los ataques contra el senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe y el asesinato del candidato ecuatoriano Fernando Villavicencio, en agosto de 2023. Para Noboa, estos hechos son indicios de lo que define como “estados crimen ilegales”.

Una globalización al servicio de las mafias

“La globalización ha sido aprovechada mucho más por las estructuras criminales que por los gobiernos”, subraya la experta, destacando la facilidad con que se lavan activos a través del tráfico de oro, por ejemplo.

El mercado criminal, además, ha evolucionado. “Ahora hay carteles grandes, pero también estructuras pequeñas que ofrecen servicios ad hoc”, explica Noboa. En este contexto, las respuestas estatales han sido insuficientes.

En Ecuador, la declaración del conflicto armado interno no ha logrado contener la violencia, y la propuesta de ley de inteligencia genera dudas. Mientras que en Colombia, la Paz Total parece no avanzar.

A esto se suma la reciente denuncia del presidente Petro sobre la existencia de una “junta del narcotráfico” operando desde Dubái, que ha sido tomada en serio por la experta: “Yo sí le creería a Petro lo que está diciendo”, sostiene.

Entre otras, esta teoría toma fuerza cuando se analizan recientes movimientos de poderosos capos del narcotráfico que han sido localizados en esa parte del mundo. Por ejemplo, el 25 de mayo de 2025 fue capturado en Abu Dabi, Dritan Gjika, un albanés que se forjó como capo del narcotráfico en Ecuador y que está siendo pedido en extradición por ese país.

A eso se suma la captura, en la misma ciudad, del ecuatoriano Roberto Carlos Álvarez el pasado 26 de junio. Se trata de un cabecilla de Comandos de Frontera que está vinculado con el atentado en el que fueron asesinados los 11 militares en Orellana, Ecuador.

Roberto Carlos Álavarez, cabecilla de Comandos de Frontera en Ecuador

Este es Roberto Carlos Álvarez, ciudadano ecuatoriano señalado de ser cabecilla de Comandos de Frontera en su país. Fue capturado en Abu Dhabi el 26 de junio de 2025. Archivo particular

Informes de inteligencia lo confirman

Minuto 60 accedió a informes de inteligencia militar reservados, elaborados por el Comando de Inteligencia Militar Conjunto de Ecuador, que revelan con detalle la magnitud de las operaciones criminales transnacionales en esta frontera y confirman los vínculos directos entre bandas ecuatorianas, disidencias armadas colombianas e incluso cárteles mexicanos.

Lejos de ser una línea de integración, la frontera entre Ecuador, Colombia y Perú se ha transformado en un corredor del crimen organizado. El informe “Actividades de los GIA en Tres Fronteras”, de carácter reservado, confirma que las disidencias de las FARC, en especial el ex Frente 48, rebautizado como Comandos de la Frontera - Ejército Bolivariano (CDF-EB), han consolidado una red criminal con presencia activa en el Bajo Putumayo colombiano y localidades ecuatorianas como Puerto El Carmen, Aguas Blancas, Nuevo Sinaí y Tres Fronteras.

Estas estructuras armadas están organizadas por comisiones, cada una liderada por cabecillas con funciones específicas. Por ejemplo, alias “Pitufo” dirige la recolección de pasta base de coca con 70 hombres armados. Otras células manejan logística, armamento y seguridad. La droga es procesada en zonas rurales y luego movilizada a través del río Putumayo hacia Perú y Brasil.

En esa misma región actúa el Frente 1 “Carolina Ramírez”, otro grupo disidente que mantiene alianzas directas con el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Estas organizaciones no solo comparten rutas, sino también escenarios de guerra. Las pugnas entre frentes han provocado homicidios, desplazamientos forzados y control violento de comunidades en zonas como Puerto Leguízamo y Puerto Guzmán.

Informe militar frontera Ecuador-Colombia

Aparte de uno de los informes de inteligencia militar reservados a los que accedió Minuto 60. Minuto 60

El Oro: la retaguardia ecuatoriana del narcotráfico

El segundo documento reservado revela que la provincia de El Oro, y especialmente los cantones de Machala, El Guabo, Pasaje, Santa Rosa y Huaquillas, en Ecuador, se han convertido en un centro logístico para el narcotráfico internacional.

Las bandas ecuatorianas Los Lobos y Los Choneros, esta última liderada por el recientemente capturado capo alias Fito, son señaladas como las principales operadoras locales, y estarían abasteciendo directamente a los cárteles mexicanos, mediante rutas terrestres y marítimas.

El uso de Puerto Bolívar, en Machala, es clave: contenedores con banano, camarón y otros productos son contaminados con droga antes de ser enviados a Europa, Asia, Centroamérica y Norteamérica.

(No te pierdas: La canciller Sarabia afirma que Colombia no se puede quedar sin pasaportes)

El informe advierte también que emisarios de disidencias colombianas como el Frente Oliver Sinisterra, el ELN y el ex Frente 48 podrían estar operando en Ecuador, coordinando la logística transfronteriza y asegurando que los cargamentos lleguen sin interferencias a su destino final.

Desde Colombia, Armando Noboa, jefe de la mesa de negociación del Gobierno Nacional con la Segunda Marquetalia, habló con Minuto 60 días después del atentado a militares ecuatorianos en la frontera y coincidió en que el problema va más allá del protocolo.

“Sabemos que hay un problema en la frontera con grupos armados ilegales que podrían tener vínculos con organizaciones de crimen transnacional”, dijo. Mencionó al ELN, a Iván Mordisco y a bandas ecuatorianas como Los Choneros y un grupo liderado por alias “el Indio”. “Es un monstruo de mil cabezas”, concluyó.

Grieta diplomática entre Noboa y Petro

Pero no se trata solo de grupos armados ni del crecimiento del crimen organizado. La frialdad entre los presidentes Petro y Noboa (y previamente entre Petro y Lasso) refleja también una falta de visión estratégica. Y el riesgo mayor es que esa inacción diplomática deje a la frontera completamente desprotegida.

El pasado 24 de mayo, durante la ceremonia de posesión de Daniel Noboa, se hizo evidente esa distancia. Aunque más de 80 delegaciones extranjeras asistieron, solo dos jefes de Estado estuvieron presentes: Dina Boluarte (Perú) y Gustavo Petro. Pero el gesto del mandatario colombiano se diluyó cuando, en pleno acto oficial, exigió condiciones políticas para presos como Jorge Glas, expresidente correísta sentenciado por corrupción.

“Fue como decir: ‘sí, acepto tu invitación, pero también vengo a decirte esto... en tu casa, en tu fiesta y en tu cara’”, opinó la doctora Caroline Ávila, doctora en comunicación y catedrática en varias universidades en Ecuador. Para ella, Petro “no perdió la oportunidad de hacer declaraciones públicas que sabía afectarían esa relación de hermandad”.

Para el analista político Arturo Moscoso, director de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), la falta de diálogo directo entre presidentes puede estar alimentada por diferencias ideológicas.

“Quizá haya algún pronunciamiento medio desubicado por parte de Petro… y el gobierno de Ecuador tendrá que reaccionar con pinzas”, dijo. Sin embargo, subraya que la necesidad de cooperación es ineludible: “No nos queda de otra. Se van a necesitar mutuamente”.

En definitiva, la frontera, que debería ser un punto de integración y desarrollo, se ha convertido en una zona de disputa criminal y descoordinación institucional. “La lenta articulación entre los gobiernos es crítica”, sentencia María Fernanda Noboa. Por eso, propone abandonar las soluciones genéricas y adoptar una mirada más contextual: “Hay que analizar la frontera, región por región”, afirma, tomando en cuenta las particularidades culturales, sociales y criminales de cada zona.

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