Mariana Pajón: la reina de la bicicleta pedalea hacia su mayor sueño: será mamá por primera vezEn una emotiva entrevista para Minuto60, Mariana Pajón abrió su corazón y nos llevó por un recorrido de su vida: sus inicios llenos de pasión, los sueños hechos realidad con esfuerzo y disciplina, las duras lesiones que pusieron a prueba su carácter, y los triunfos que marcaron la historia del deporte colombiano. Pero entre todo lo vivido, nos compartió el que quizás será su mayor reto: ser mamá por primera vez. Con la misma entrega con la ha representado al país, hoy se alista para vivir la aventura más importante de todas.En un país que ha aprendido a celebrar las gestas deportivas, el nombre de Mariana Pajón resuena no solo por sus medallas, sino por la historia de amor, sacrificio y pasión que representa. Nació el 10 de octubre de 1991 en Medellín, una mujer pequeña en estatura, pero inmensa en espíritu, que empezó a pedalear cuando apenas tenía tres años, y desde entonces nunca se detuvo.Mariana Pajón: “¿Y quién soy yo? Una niña simplemente, que soñó algún día, que no nació con ninguna estrella. Una niña convertida en mujer responsable, disciplinada, llena de sueños, llena de metas, de retos, y que es feliz. No importa que retos tengan en su vida, a veces unos más fuertes que otros, pero ninguno de ellos”Mariana no nació con una estrella, como ella misma lo dice. Lo que sí tuvo fue una familia que sembró en ella el valor del esfuerzo y la disciplina. Hija de Claudia Patricia Londoño y Carlos Mario Pajón, creció rodeada de motores, bicicletas y sueños. Su hermano mayor, Miguel, fue su primer referente, su ídolo, su entrenador de vida. Mariana Pajón: “Si, eso la gente no lo sabe mucho, pero bueno, yo nací en una familia de deportistas y yo quería buscar algo en mi tiempo libre, era muy importante. Aparte del estudio, porque mi mamá es educadora, yo soñaba con los deportes, y me empezaron a gustar un montón, la natación, pero la piscina era muy fría y no pude con eso. Fui atleta, corrí 50 metros planos que era mi categoría, también estuvo en balonmano donde participé en muchas competencias hasta que me fracturé. Hice gimnasia al mismo tiempo que empecé en BMX, porque mi hermano mayor competía ahí, pero a mi papá le daba susto que yo hiciera ese deporte extremo que supuestamente era solo para niños”.Antes de dominar las pistas del mundo, Mariana soñó con representar a Colombia en gimnasia olímpica, porque cuando ella empezó, el BMX aún no era olímpico.Mariana Pajón: “Mi primer sueño fue llegar algún día a unos Juegos Olímpicos en Gimnasia. Pero el destino me devolvió a la bicicleta. En mi familia los motores han sido super importantes. Mi papá también automovilista, no s inculcó a todos. Yo también corrí karts muchos años, mi hermano mayor corrió karts en Europa hasta que fue imposible que nos apoyaran a los dos, y él dijo, me retiro para que Mariana pueda llegar a unos Olímpicos”.Su primera competencia fue a los cuatro años, una carrera gratuita en Medellín a la que se inscribió sola, sin bicicleta propia, sin permiso, sin miedo. Fue ahí donde sus padres entendieron que esa niña de casco rosado y bicicleta prestada no estaba jugando: estaba empezando a construir un legado.Mariana Pajón: “Yo la verdad me tomaba esto muy en serio desde chiquita, porque desde entonces quería ser como mi hermano y algún día ganarle. Estuve en un semillero de BMX, y era muy gracioso, porque yo esperaba que mi hermano fuera a tomar agua o le dieran un descanso para yo ponerme sus cosas. Mi hermano estaba en un club y yo me iba a donde él con Wilson Jaramillo, que fue después mi entrenador por muchos años y ganamos la primera medalla de oro en Londres. Me acuerdo que un día escuché que iba a realizarse una carrera gratis para principiantes, y yo me inscribí sola. De regreso a la casa les dije a mis papas, el sábado hay una competencia y yo voy a correr ahí, pero no tengo bicicleta. Y ahí ellos dijeron, nada que hacer, vamos a buscarle una bicicleta a esta niña”.A lo largo de su carrera, Mariana ha ganado dos oros olímpicos (Londres 2012 y Río 2016), una plata en Tokio 2020, y múltiples títulos mundiales. Pero sus mayores triunfos no se cuentan solo en preseas. Se reflejan en su sonrisa inquebrantable, en su humildad, en su capacidad de inspirar a generaciones enteras. Ella no compite solo por ella, sino por un país, por una familia, por un sueño colectivo.Mariana Pajón: “Y siempre fui así. Empecé a crecer y pues no crecí mucho (risas), me empezaron a decir la hormiga atómica, incluso la chica que quedó de segunda en Londres, Sarah Walker de Nueva Zelanda, ella me puso así en un campeonato mundial. El deporte me ha dado mucho más que triunfos, me ha entregado herramientas para la vida, para creer en mí, a tener carácter, seguridad, y fortaleza para inspirar a otros. Además, confieso que yo era muy introvertida y tímida, pero gracias al deporte, especialmente después de ganar mi primera medalla en Londres, aprendí a hablar en público, a contar mi historia, a liderar proyectos personales y profesionales, a emprender. Ponerme el casco es un símbolo de fortaleza y hoy aplico eso mismo para mi vida diaria, fuera de la pista, para mi empresa y mi futuro como madre”. Esa niña que soñaba con ser la mejor del mundo creció sorteando obstáculos reales. Lesiones, fracturas, cirugías, falta de apoyo, y el peso de abrir camino en un deporte históricamente dominado por hombres. Pero Mariana no se rindió. Tenía claro que los sueños son más grandes que cualquier caída. Y así, con cada pedalazo, escribió una de las páginas más gloriosas del deporte colombiano.Mariana Pajón: “La vida no es plana o perfecta como la visualizas. Vas a tener un montón de altibajos. Es como una pista de BMX, hay una salida y por allá vez una meta, obstáculos y hay que saltarlos y sobrepasarlos si quieres llegar. Eso ha pasado en mi vida. He tenido muchas lesiones, más de lo normal. Tengo más fracturas que títulos mundiales. He tenido que pasar por el quirófano mil veces, y me ha tocado levantarme de muchas cosas, de falta de apoyo, credibilidad por ser una niña tan chiquita en un deporte de hombres. Y bueno, he tenido muchos retos en mi carrera, aún los sigo teniendo, pero los sueños son más que eso. Y si tu te la crees, te levantas y demuestras fortaleza, no solamente en las competencias, porque en ellas te caes en una válida, das la vuelta, te caíste, te levantaste, pero también con respecto a las lecciones de la vida”. Hoy, Mariana está escribiendo un nuevo capítulo: el de la maternidad. Casada con Vincent Pelluard, también ciclista, espera con ilusión la llegada de su primer hijo. La antioqueña enfrentará esta nueva etapa con su mejor coequipero, su esposo, el que ha estado firme en sus grandes triunfos y sus duras batallas.Mariana Pajón: “Bueno, Vincent (su esposo) y yo convivimos hace muchos años, incluso antes de casarnos. Me casé hace ocho años, el tiempo pasa muy rápido, y él ha sido un gran apoyo. Además, llegó en el momento en mi carrera en el que yo había ganado todo, por decirlo así, y encontrar el nuevo norte no fue fácil. Él me llevó incluso a Europa, me consiguió equipo, y cuando vuelve al país se enamora de Colombia. Nosotros tenemos una relación tan bonita, estamos 24/7, es mi mejor amigo, mi entrenador, es todo a mi lado, somos muy tranquilos, nos aceptamos el uno al otro y no queremos cambiarnos”. Y aunque el 2025 será un año de pausa, de recarga y de familia, Mariana ya mira hacia Los Ángeles 2028 con hambre de gloria. En una nueva modalidad del ciclismo, pero sin abandonar nunca al “bebé” que la hizo leyenda: el BMX.Mariana Pajón: “Así es, así es. Voy a estar en otra modalidad del ciclismo, pero nunca dejando el BMX, intentaré hacer todo lo posible para ser muy buena en otra disciplina”Mariana Pajón no es solo una campeona olímpica. Es una mujer que nunca dejó de soñar, una mujer que convirtió la pasión en historia, una madre que viene en camino con una vida que ya late al ritmo de los pedales. Su legado no está solo en lo alto del podio, sino en el corazón de quienes entienden que ganar, a veces, es simplemente no dejar de intentarlo.Antes de cerrar esta entrevista, Mariana Pajón Londoño envió un mensaje de paz para el país que la vio crecer: “Ningún sueño es demasiado grande, Colombia. Construyámoslo con tolerancia, con inspiración, entendiendo al otro, y creyendo que sí se puede”.Porque si hay algo que Mariana Pajón nos ha enseñado, es que los sueños, cuando se trabajan con amor, se hacen realidad.Vea la entrega completa en nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=6Q0IJg_6oN8