Un ascenso meteórico que hoy le pasa factura. Hace apenas dos años, Laura Sarabia reinaba en los pasillos de la Casa de Nariño. Como directora del DAPRE (Departamento Administrativo de Presidencia de la República), y jefa de Gabinete, controlaba la agenda presidencial, filtraba accesos y despachaba órdenes con la venia del presidente Gustavo Petro. Ese poder sin contrapesos le ganó aliados, grandes empresarios, congresistas, oportunistas, y también acumuló resentimientos que hoy emergen a cobrar cuentas.Cambio de despacho, cambio de vientos. El 6 de febrero de 2025, Petro la envió a la Cancillería y abrió las puertas del Palacio a su antagonista histórico: Armando Benedetti, ahora ministro del Interior. El movimiento se leyó como un descenso de escalafón para Sarabia y revitalizó a sus adversarios internos, que interpretaron que había perdido el favor presidencial. Frente de fuego interno: Benedetti, Márquez y compañíaArmando Benedetti: De mentor a ‘archienemigo’. Tras la filtración de audios en los que amenazaba con revelar supuestos dineros ilícitos de campaña, la guerra era frontal. El entorno de Sarabia lo señala como cerebro de la 'operación desgaste'.Francia Márquez: La vicepresidenta la acusó de obstaculizar su relación con Petro y la tildó de irrespetuosa. Aunque limaron asperezas, la grieta persiste.Gabinete fracturado: ex ministros como Susana Muhamad (Ambiente) y figuras del Pacto Histórico como Gustavo Bolívar, Alexander López, Augusto Rodríguez, la atacaron públicamente y exigían su salida. Expedientes que la acechanLaura Camila Sarabia Torres de 31 años de edad, enfrenta actualmente varios frentes judiciales y disciplinarios que podrían definir su futuro. El más delicado es la investigación por la Fiscalía sobre la financiación de la campaña presidencial de Gustavo Petro en 2022, en la que ya ha rendido declaración.El foco está en presuntas donaciones no reportadas que podrían configurar delitos como falsedad en documento privado y violación de topes de financiación.A esto se suma, una indagación preliminar por enriquecimiento ilícito, tanto de ella, como de su hermano Andrés Sarabia. Las autoridades revisan su patrimonio familiar, tras denuncias sobre un crecimiento económico acelerado e injustificado. En este caso, no se descarta una posible extinción de dominio o incluso imputaciones formales.La procuraduría también la investiga por el caso de la niñera Marelbys Meza, quien denunció haber sido interceptada ilegalmente y obligada a someterse a un polígrafo dentro de la Casa de Nariño, por orden de Sarabia. El ente de control ya le formuló pliego de cargos por abuso de poder, y la sanción podría ser una inhabilidad de hasta diez años para ejercer cargos públicos.Laura Sarabia en rueda de prensa en Casa de Nariño Crédito: Instagram - @LauraSarabiaAdemás, enfrenta una investigación administrativa por presunta influencia indebida en el nombramiento de notarios y funcionarios públicos, proceso que adelantan tanto la Fiscalía como la Procuraduría. Se habla de tráfico de influencias y favorecimiento dentro de entidades clave del Estado.Sarabia insiste en que todas estas acusaciones carecen de pruebas sólidas, pero la acumulación de investigaciones la mantiene en una posición política cada vez más frágil. Estrategia de defensa: contragolpe jurídicoEn rueda de prensa (2 de julio de 2025), Sarabia se declaró blanco de una “campaña de aniquilación” y mostró carpetas con títulos como ‘Caso penal contra Armando Benedetti’ y ‘Violencia contra la mujer’. Su equipo de abogados asegura que ninguna acusación cuenta con pruebas sólidas y anunció querellas por calumnia y contra periodistas y políticos.El silencio y la ambigüedad del presidente Gustavo PetroEl presidente Gustavo Petro observa la guerra interna sin intervenir, la agarra con pinzas. A puerta cerrada repite que “los jóvenes deben madurar y saber por dónde no madurar”, frase que los detractores de Sarabia leen como una velada de reprensión vehemente. La pasividad presidencial alimenta la sensación de que cada cual pelea a muerte por ganar influencia en el último tramo del mandato, aunque ahora Sarabia lo hará desde lejos, tras su renuncia. Laura Sarabia pasa de ser el ‘bastón’ de Petro a convertirse en su ex variable más volátil. Acorralada por enemigos internos, fiscalías y titulares cada vez más demoledores, se aferra a un futuro incierto, y a una estrategia judicial agresiva para salvarse. La pregunta ahora, ya no es: ¿si habrá revelaciones?, sino, ¿Cuándo y cuál de ellas terminará de sepultar a la mujer que un día se sentó al lado del poder absoluto?.